Hoy, temprano, por la mañana

 

El día se despierta con una fuerza nueva. Cada día es así. Cada día tiene su color, su sonido, su gran luz y está cargado de alegría y fe. Cada día es un nuevo comienzo. Volver a comenzar una y otra vez. Volver a comenzar desde el milagro, desde la curiosidad. Un mundo nuevo se ha creado para ser descubierto, explorado, sentido, acogido, desde el asombro como cuando éramos niños. ¿Te acuerdas? Te levantabas llena de energía, habían tantas cosas por ver. La casa conocida era un espacio inmenso, un territorio que daba seguridad y, a la vez, estaba lleno de tesoros: los cajones del mueble de tu abuela guardaban curiosos secretos; el armario de tus padres cobijaba los zapatos de tacón de tu mamá, y los hermosos camisones, largos, que parecían de princesa, o de hadas; la biblioteca tenía libros que prometían cosas que hasta asustaban; estaban el perro, el gato, la gallina, los patos… Es increíble cómo recuerdas esa casa de tu primera niñez, con cuántos detalles tan vivos que, cuando te asomas a esa memoria, sientes que estás allí de nuevo, viéndolo todo desde esa edad, desde esa bendita inocencia, con todo ese bendito amor tuyo con el que has venido, impregnándolo todo. Es el primer mundo que estás conociendo y es perfecto. Para ti es perfecto. Los amores están con los brazos abiertos, la calidez del hogar te acoge. Es el paraíso. Y tienes toda la energía contigo. Aunque, también ya has aprendido a hacerte cargo de las emociones de los otros, por eso, muchas veces, te enfermas, no puedes respirar, tienes que guardar cama.
Cada paraíso, aquí en esta realidad, tiene su reverso, podríamos decir que también contiene su infierno. O su lugar oscuro. Cada vez que piensas en la palabra “paraíso” ves mucha luz y un árbol de oro. Y ahora que acabas de escribir “lugar oscuro” ves sombra, y algo denso que sufre. Lo tienes muy claro. Es la imagen que está detrás de tus palabras, de lo que sientes tú por estas palabras. ¿Recuerdas cuando descubriste en ti qué imagen estaba detrás de la palabra “enamorarse”? Viste claramente un jardín poblado de rosas con una fuente. Desde entonces, para ti, “enamorarse” contiene todo esto. Y también la palabra amor tiene para ti su rosa, y algo muy brillante, algo que te conecta con “El Amado”, y es un sentimiento de total alegría y belleza. Me impresiona cómo aprendiste que también se puede sentir “belleza”. ¿Lo recuerdas? Caminabas por el bosque y tu corazón se expandía y supiste que lo que sentías en ese momento era “belleza” y no “amor”. Una belleza que lo invadía todo, que cantaba en el viento, que florecía en el suelo y en el cielo, mientras veías cómo tu perro corría por el camino.
Y volviste a sentir la belleza del Amado. Como una vivencia íntegra, hecha carne, en ti. Sin más. Y entonces el día se transformó en algo noble, en algo diferente, poblado de posibilidades infinitas.
Como los preciosos días de tu niñez temprana cuando el universo estaba por descubrirse y se hacía y rehacía a cada momento, a cada paso, a cada mirada.

 

 

“Los cuentos como sueños” Recital de poemas propios y cuentos

 

«Astado» Mariana Zamarbide
«Astado» Mariana Zamarbide

 

Los cuentos como sueños” es un poemario que escribí en un momento en que mis sueños de la noche comenzaron a contarme una historia que me llevó a un lugar lejano y extraño. Durante esos días no sólo escribí lo soñado en mi diario de sueños, también necesité entrar en otro tipo de poesía para poder ampliar lo que los sueños me contaban y de esta forma dar coherencia a estas dos realidades: la onírica y la diurna.

Como narradora oral, poder “narrar” de esta manera mis sueños, transformados en poemas, me ayudó a habitarlos, darles cuerpo.
Mi poesía está muy impregnada por los cuentos populares; a veces esa presencia es muy clara y en otras ocasiones es el paisaje de fondo de cada una de estas historias de la noche. Porque en el fondo, estos poemas, no dejan de ser cuentos… Y estos cuentos no dejan de ser sueños… Y los sueños no dejan de ser poesía…
¿Entramos en el bosque?

 

“Los cuentos como sueños”
poemas de Dinorah Arrillaga

Fecha: 14 de mayo de 2022
Hora: 20.20h
Lugar: Espai Ku
Dirección: C/ Canvis Nous 1
Barcelona
Precio: Taquilla inversa

 

Astado”, la imagen que ilumina este post, pertenece a la artista Mariana Zamarbide y forma parte de un proyecto de escritura e ilustración que hemos venido desarrollando juntas.
El “Astado” es una figura arquetípica que se ha presentado en mis sueños en más de una ocasión, un visitante nocturno que forma parte de mi vida. A veces, muy a menudo, le llamo Cernunnos.
La fuerza de la ilustración de Mariana me toca el alma.

 

Autorretrato

Neptuno profundo y una luna que ilumina las sombras.
Perderse en el otro y en otros mundos.
Camino de sueños, imágenes y visiones.
El límite es el infinito, pero existe.
Las sirenas cantan en la noche y cuentan verdades,
y también engañan.
La senda es el límite, que es infinito, pero existe.
El oscuro vientre del lobo,
Caperucita en la hondura, aprendiendo con la abuela pagana;
Alicia recorriendo maravillas, entendiendo algo
que no se explica en la escuela.
El Pájaro de Oro me despierta, cada noche, a las doce en punto,
y me voy de viaje en busca de sus plumas.
Un zorro me guía y me enseña a caminar
el límite, que es infinito, pero existe.
Siempre me voy. Y siempre vuelvo.

 

autorretrato

ir y volver

el límite es el infinito pero existe

 

Finales de primavera

Un grupo de niños, en bañador, jugando sobre la arena. El viento, que vuela la bata y se cuela por dentro de mi abrigo, gira las olas.
Mar encrespado.
Bebo café, leo, escribo.
Quiero quebrar el tiempo; romper un paréntesis; transformar la historia que me cuento.
Escribir en el viento y, sin embargo, apoderarme de algo mío que se me escapa.
Robarlo.
Robar eso mío y adueñarme.

Esta noche un bebé me interpeló en sueños. Buscaba una nutrición que no le supe dar. Sin embargo me quedé con un detalle: en la habitación azul de mi sueño había una ventana bañada en luz.
La ventana, repitiéndose siempre de la misma manera, es sólo un detalle fugaz de mis últimos sueños nocturnos: la luz blanca que se filtra desde fuera, y el color azul de los muros de las distintas habitaciones, de mis distintos sueños.
Hay una invitación en esta imagen y, con seguridad, una respuesta a una pregunta que me vengo haciendo.
Asomarme a la ventana, saltar al otro lado, caminar ese paisaje que se filtra en una luz y que quiere expresar… ¿qué? Ahí está el misterio, el reto.

Hoy, el guardián del umbral ha sido un bebé.
Y a este lado del velo, los niños jugando en la playa, me regalan un símbolo.

Todos mis lobos descansan en la orilla; miran el mar dándome la espalda.
Los niños juegan entre ellos, los acarician con alegría.
Los lobos son negros y están tranquilos.