Lo simbólico (Reflexiones sobre mi trabajo en consulta)

Es muy jovencita (tiene unos diez años), movediza, despierta, inteligente: pura vida. Está acostada en la camilla, la voy testando. No es la primera vez que nos encontramos en consulta y cada encuentro ha sido una belleza. Nos comunicamos bien.

Le cuento acerca de Hansel y Gretel (no recuerdo por qué este cuento viene a colación en la sesión). En cuanto le nombro el cuento ella se apasiona y comienza a narrármelo. Es una delicia escuchar su versión de la historia.
En «su cuento» Gretel es mayor que Hansel y resuelve muchas cosas (ella, la niña en la camilla, es la mayor de dos hermanos). Cuando termina de contarme la historia le cuento mi cuento: Hansel es quien comienza salvando a Gretel, hasta el momento en que la misma Gretel echa a la bruja al fuego.
Me mira asombrada. Dice que mi cuento es diferente al suyo.

Me fascina cuánta información emerge a partir de los cuentos. Pasa lo mismo con adultos, no solo con niños.
Suelo testar a partir de las imágenes simbólicas que han movido algo especial en la persona que está en consulta. Estas imágenes son puertas de entrada para afinar el trabajo; traen una información exquisita. O pueden ser correcciones en sí mismas.

Después del cuento le pido que cree una historia a partir de ciertos elementos. Es necesario que tenga un final feliz. El viaje que cuenta la historia sirve para amplificar lo que hemos tratado en la consulta y darle un espacio físico a lo simbólico a través de la escritura, de la lectura en voz alta del texto (por ejemplo) y, muchas veces, de dibujos.

Los cuentos creados por ella son pura maravilla.

Hoy por la mañana me quedé absorta mirando una libélula dorada que adornaba a una mujer. La visión, en ese momento, fue un símbolo para mí.
Hace un rato mientras escribía acerca de la niña, recordé que me regaló un colgante que llevaba consigo: una libélula. Me emociono… Lo llevo puesto.
Recuerdos, sueños, cuentos, todo junto, moviéndose. El símbolo. La poesía de la vida, siempre.

Los cuentos creados por ella son pura maravilla.

 

 

 

Imágenes: fotos mías y una ilustración de Arthur Rackham (Hansel y Gretel).

¡Salud y Cuentos de Hadas!

Lo sencillo (Reflexiones sobre mi trabajo en consulta)

En el inicio de mi andadura como terapeuta mi silencio tenía ruido. Me exigía tener, siempre, las respuestas adecuadas. Y desde esta exigencia escuchaba a quien venía a visitarse conmigo.

Hace mucho tiempo llegó, acompañada por un pariente, una mujer sumida en una tristeza profunda. Apenas podía moverse: tal era su dolor interior. Cuando estuvimos a solas quise hacerle preguntas pero ella solo lloraba. Le pedí que se acostara en la camilla, la fui testando y siguiendo el testaje trabajé con ella sin palabras, sintiendo su fragilidad y mi inseguridad.
Aunque yo quería hacer las cosas bien, en esa ocasión apenas sabía cómo. Solo podía confiar en mi escucha, en el test, y en “algo más” que hasta entonces no había tenido en cuenta en ninguna de mis sesiones.
En algún momento me rendí a ese “algo”, solté, dejé todas las expectativas de lado, y continué mi trabajo concentrada en el silencio.

La mujer se fue sin ningún cambio aparente. Volvió pocos días después: me contó que la sesión le había cambiado el estado de ánimo, que se sentía mucho mejor, que estaba muy asombrada.

Cuando reflexiono acerca de este encuentro descubro que, seguramente, fue la primera vez que en consulta dejé espacio para que pudiera manifestarse ese misterio que nos guía y nos rodea (y que para mí es Dios).

Con la práctica he ido aprendiendo que ese espacio es sagrado y es necesario que exista entre la persona que viene a visitarse y yo. O que exista en mí.
Es un espacio fértil, inspirado, espiritual y concreto. Forma parte del silencio de la escucha y de lo que se manifiesta a partir de ello. Tiene raíz y tierra. Está arraigado en el estudio, la experiencia, y la fe.
Es un lugar sencillo porque las cosas que tienen que ver con los caminos del alma se manifiestan con sencillez y nos hacen valorar la belleza que somos y que nos rodea.

 

Imágenes:
fotos tomadas por mí, excepto una —mencionada en el pie— de @arin0vic

 

¡Salud y Cuentos de Hadas!

Las Tierras Verdes

Imágenes:
Tierras Verdes de Islandia: fotografías que tomé en un viaje que hice a ese lugar.
Imagen de «El salmón de la sabiduría», del mito de Fionn mac Cumhaill

 

1 Vuelvo a soñar con las “Tierras Verdes”
2 Esta vez el sueño transcurre en Irlanda
3 Una cabaña en un verde campo irlandés: mi casa
4 Casi siempre mis Tierras Verdes son Islandia
5 Me espera un cambio
6 Hace dos días soñé que alguien me obsequiaba un enorme salmón asado
Un salmón salvaje
De él comíamos mi hija y yo. Era inacabable.
Probábamos su carne delicada y crujiente, qué placer, qué emoción
Comíamos con cuidado y deleite, casi con devoción
7 Ahora, en vigilia, pienso en el salmón de mi sueño como “El Salmón”
8 Y recuerdo mitos y cuentos:
El Rey Pescador, Perceval, Fionn mac Cumhaill…
9 Me espera un cambio, lo sé.

 

Cuentos y sueños…

En mi camino de trabajo interior existe un cruce entre sueño y cuento. Mis sueños nocturnos suelen mostrarme símbolos que provienen de mitos, cuentos, leyendas. Suele haber una alusión a ellos (me refiero a los cuentos), un guiño, pistas para que vaya adentrándome en el sueño con confianza. Cuando despierto y recuerdo lo soñado no puedo dejar de sentirme asombrada y maravillada. Me siento transportada a un lugar de poesía que refleja la sabiduría, y el humor, de Dios. Así lo vivo, así lo entiendo.

Desde hace unos cuantos días mis sueños nocturnos me están mostrando algo profundo. Se entrelazan a través de símbolos universales y también de símbolos propios.
Mis últimos sueños, unidos entre sí, me están contando un cuento único, muy simbólico y con múltiples significados. Y también se enlazan con sueños de diciembre de 2023 y de un período de mi vida entre agosto y diciembre de 2018. Me resulta fascinante ver el despliegue del cuento y el sueño. Tramas arquetípicas, referencias a mitologías, generalmente nórdicas, y algunos viajes a lugares árabes.

En este trabajo, o ejercicio interior, de integrar lo onírico y el cuento en mí a través del símbolo, me toca escribir un cuento. Es lo que suelo hacer cuando el tema me empieza a fascinar, y a asaltar a través de símbolos, durante mis horas de vigilia.

Desde que tuve el sueño con El Salmón, veo peces en lugares diversos: pintados en la calle, en coches, en casas… El símbolo, visto de día, parece llamarme y seguir contándome el cuento/sueño de la noche. Cuando sigo las pistas llego a lugares nuevos de mí y aprendo y crezco. Y todo este proceso lo voy transformando en escritura: en cuentos, en poesía, en breves ensayos. Y también en dibujos.

Esta forma de trabajar la aplico a mis talleres de cuentos, a mis acompañamientos emocionales en sesiones de consulta… Y no dejo de sorprenderme con los resultados.
La vida es grande y al entrar en nuestros propios cuentos se vuelve más rica; podemos disfrutarla como la aventura que es y, algo que para mí es muy importante, aprender a tener a fe, a creer, a sentir, a lograr una cohesión interna poderosa, a estar más vivos.

Hay una nutrición espiritual que llega desde estos espacios del inconsciente. Desde lo mitológico y lo onírico; desde la visión y la imaginación. Escuchar y ver las imágenes de sueños y cuentos nos aporta mayor fluidez, un dejar que las cosas se vayan moviendo guiados por algo más grande que nosotros mismos. Es aprender a soltar el control y, sin embargo, estar abiertos a recibir el regalo que nos llega, por ejemplo, en forma de sucesos sincrónicos, o a través de tener más energía a nuestra disposición, o volviéndonos mucho más creativos en nuestro día a día…

Dejar que el sueño nos cuente, permitir que el cuento nos sueñe: aprender a escuchar a nuestra alma.

 

 

Apuntes y Círculos de Cuentos

Ir, volver, seguir viajando…

Imágenes: fotos de Montevideo, de lugares que me gustan.
Paredes, vegetación, ventanas que pertenecen a algo importante para mí.

 

 

Vuelvo de un viaje largo. Podría decir, “fui a tal sitio, me pasaron tales cosas”, pero es difícil hablar con exactitud cuando el viaje lo empapa todo. Me refiero a esos momentos en que todo, todo lo que estás viviendo (incluso el regreso) forma parte del viaje: los objetos que has llevado y traído, los lugares donde vives aquí y allá, los pensamientos, los amores, los sentidos (que se abren y brillan con otra intensidad), los encuentros (de allí y de aquí, pero más de allí), los abrazos, los aprendizajes, las ciudades, los aeropuertos, los cielos, los árboles, los mares. Tiempo de viaje, mundos que se cruzan, lo onírico impregnándolo todo y, a la vez, sintiéndome más despierta que nunca.

En el equipaje muchos libros y libretas. Cuentos viajando en hojas de papel y haciéndose carne en las conversaciones con la gente de allá. Al volver tomaron forma con los de acá. Poesía. En Uruguay tuve la maravillosa sensación de estar en ese tiempo sin tiempo. Seguramente porque al ser mi país de origen conviven tiempo y memoria en un solo flujo. Cada encuentro con la gente querida tiene un regalo; camino por las calles de Montevideo y atravieso umbrales; llego a sitios diferentes de mí misma. Mi cuento cambia. Pero este viaje fue mágico, deslumbrante, viaje de otoño y de amor. El amor es el maestro, no cabe duda, y nos transforma.

Ahora, aquí en Barcelona, ya de vuelta, sigo viajando y habitando ese lugar limen donde confluyen tiempo y sueño. Agradecida de ver el Mediterráneo y de la lluvia de estos días, de la gente que amo aquí y de los cambios me habitan. Todo forma parte del cuento, de la aventura que es mi vida.

Círculos de Cuentos
Fue hermoso, y diferente, el círculo de cuentos on-line que hice estando en Montevideo. Tenía otro sabor, otra cosa, cierta sensación de levedad adolescente.

 

Círculo de Cuentos Presencial
fecha: 14 de junio de 2024
horario: 18 a 21h
dirección: torres i amat 21 (Barcelona)
Precio: 40 euros

Círculo de Cuentos on-line
Fecha: 16 de junio de 2024
horario: 17 a 20h (España)
Precio: 40 euros

Reservas e información:
dinorah@atravesdelcuento.es
whatsapp, telegram, XMPP