Dinorah

 

Un cuento tradicional es un camino, una casa, y un bosque rodeándolo todo. También es un lugar lejano que nos despierta el recuerdo de algo amado y, aparentemente, olvidado.

En mi propia historia mi camino está atravesado y guiado por estos cuentos. La literatura oral es mi morada y mi senda desde hace mucho, mucho tiempo.

Estudié teatro en Montevideo, mi ciudad natal, y en Barcelona, el lugar donde resido.
Comencé a narrar cuentos en 1997 y, durante siete años, participé activamente en los circuitos de narración oral, a veces narrando sola, otras, haciéndolo “a dúo” con mi amiga Marina Barrandeguy. He contado historias en muchos lugares: pubs, bibliotecas, escuelas, institutos, teatros, casas, ferias al aire libre, yurtas, bosques… Y comencé a interesarme por los cuentos tradicionales de maravillas (también llamados cuentos maravillosos o “de hadas”).

Desde niña los había escuchado y leído con auténtico deleite. Nunca imaginé que al hacerme adulta estas extraordinarias obras literarias seguirían importándome tanto; sus imágenes me sorprenden y me ponen en contacto con el misterio.

A partir de ellas comencé a entrar en mi bosque. En él hay caminos donde confluyen imaginación, tiempo, cuento, y sueño. La presencia del símbolo es contundente. Y así, empecé a sentir los cuentos de otra manera.

Me dediqué a investigarlos, a reflexionar, estudiar, pensar. Encontré infinidad de materiales profundos, llenos de significado, acerca de ellos. Me sentí nutrida por el pensamiento de muchas mujeres y hombres que han desarrollado un trabajo excepcional sobre los cuentos maravillosos en diferentes ámbitos. Fui interesándome cada vez más por el símbolo, lo arquetípico, las fuentes orales, filosóficas, espirituales, las leyendas, los mitos. A través de todo este bagaje fui llegando a otros caminos del bosque donde el cuento se encuentra con la sanación. Me acerqué a la naturopatía y estudié kinesiología emocional, que para mí es un lugar de creación. En mi consulta trabajo con todo lo que sé; escucho la historia de quien viene a visitarse conmigo y vamos entrando en el bosque, juntos, con calma. El cuento se abre, se mueve el símbolo, viajamos los caminos…

Necesitamos voces sutiles para favorecer el cambio que hemos de hacer como humanidad. Mi trabajo se desarrolla a través de los viejos cuentos: darles voz, cuerpo, movimiento. Los narro sabiendo que son portadores de una sabiduría ancestral que le habla directamente a nuestra alma, y que es capaz de despertar en nosotros el recuerdo del origen, de nuestro viaje como humanos, de acercanos a nuestra propia naturaleza, y de una gran sanación.

Éste es un momento para aprender a escuchar y a escucharse; para entrar en uno mismo y aprender a llegar a casa; tiempo de sanar, de amar, de crecer; de aprender a ser libres y hacernos responsables de nuestro propio camino.

Y los cuentos saben guiarnos para que logremos todo esto.

 

Dinorah A. Y.
(Desde el mar de Sant Pol)
Mayo de 2023

 

 

Dinorah
Foto: Violeta de Lama
www.violetadelama.com