Al igual que en la leyenda de Sant Jordi, todo lo que narra el cuento “Jaime de Cristal” de Gianni Rodari, acontece en nuestro interior.
Sant Jordi combate contra un dragón para liberar de la muerte a una princesa. Esa princesa, seguramente, es nuestra alma y Sant Jordi, es ese guerrero que vive en nosotros, una fuerza interna, tal vez nuestro espíritu o nuestro Yo, que pelea con la gran sombra- dragón, hasta vencerla. Salvar la pureza del alma, atreverse a combatir dragones…
“Jaime de Cristal” cuenta lo mismo de otra manera. Jaime, el héroe del cuento, transparente como el cristal, tiene también su misma naturaleza pura, dura y frágil a la vez. Es incapaz de mentir, incapaz de esconder su desdén ante las injusticias y la violencia. El feroz dictador del cuento es, al igual que el dragón de Sant Jordi, esa oscuridad que albergamos en nuestro interior y que para vivir necesita matar la belleza, la inocencia, la verdad y la libertad que viven en todos nosotros. En el cuento hay, además, muchos personajes anónimos, testigos de lo que hace Jaime, y de la violencia del dictador y que, aún amando a Jaime de Cristal, no tienen fuerza, ni voz, ni verdad suficiente para poder posicionarse del lado de la verdad y combatir la tiranía de la oscuridad. Y los que sí pueden hacerlo, en el cuento son fusilados o desaparecidos o humillados. Todos estos personajes anónimos pueden ser pequeños egos nuestros, u otras sombras o quizás sentimientos, valores o fuerzas que aún no hemos desarrollado y están en estado “latente”, para bien o para mal.
Lo maravilloso de este cuento es que Jaime de Cristal no recurre a la violencia. Su propia presencia puede hacer más amable a la gente o indignar al tirano. Sin embargo el tirano no lo mata. Tal vez, cierto lugar luminoso, aún dentro de esa sombra, necesite de esa pureza de Jaime de Cristal. Y por su lado Jaime, como ese loco bendito de muchos cuentos o como los santos que desde su verdad llenan de vida los oscuros senderos de la humanidad, a pesar de estar encarcelado es más poderoso que el tirano y puede volver luminosa y transparente la oscura cárcel donde ha sido arrojado. Su sola presencia ya es una irreverencia para la autoridad porque Jaime es verdad, y es libertad.
Llegar a nuestra verdad o escuchar esa pureza que vive en nosotros, que en otro cuento tradicional puede ser llamada “Blancanieves”, es todo un ejercicio interior y una apuesta por la vida. No todos podemos, o queremos, combatir nuestros tiranos internos ni nuestros dragones.
El cuento de Rodari, al igual que la leyenda de Sant Jordi, también tiene un componente social. Habla de un gobierno totalitario, injusto y violento. Conocemos esto. Algunos lo hemos vivido en carne propia; otros lo conocemos a partir de relatos de nuestros padres y abuelos. Aunque desde hace un tiempo a nuestro “dragón social” se le viene cayendo la máscara. Vivimos tiempos oscuros donde la sombra está muy activa.
Actualmente estamos perdiendo muchos derechos y libertades y, como colectivo, podemos mirar esta situación de frente y, apelando a nuestro Sant Jordi interior y a nuestro Jaime de Cristal, tomar nuestro propio poder, responsabilizarnos de él, y combatir todo aquello que no es justo, que no es legal, que nos esclaviza. Aunque también podemos hacer la vista a un lado y, en aras del miedo y la comodidad, seguir viviendo la sombra. Son diferentes opciones y aprendizajes. Y los cuentos ya lo cuentan…
Hace rato que esta “democracia” ya no es tal. Me pregunto si como seres humanos seremos capaces de enfrentar la oscuridad iluminándola (y prepararnos para ver lo que haya que ver) y, apelando a nuestra bendita verdad, hacer frente a todo aquello que no queremos ni para este mundo, ni para nuestros mayores, ni para nuestros hijos, ni para nosotros. Nosotros podemos decidir qué alimentar en nuestro interior y qué alimentar en nuestro exterior… Los cuentos también cuentan que los dragones oscuros pueden vencerse y las grandes mentiras, también.
23 de abril de 2020, en el día de Sant Jordi.
Hermoso relato y cuanta verdad en este oscuro momento. Gracias Dinorah
Te mando un abrazo, guapo. Mucha luz y verdad interior para iluminar este momento tan impresionante. Besos.
Bellísimo cuento Dinorah! Gracias por enseñarnos en estos momentos difíciles de poder pasarla mejor con tu relato!
Valeria,muchas gracias por comentar y por tu comentario. Te mando un gran abrazo.
Cuanta razón, cuanta emoción, la sencillez de la transparencia la que a veces encarcela, bendita transparencia que ilumina, bendita seas Dinorah, bendita tú, bendita yo, benditos todos. En este bendito momento…
Ale, ¡gracias por tus bendiciones! Sí, que seamos bendecidos todos y que nos llenemos de claridad y de amor. Un abrazo.
Gracias Dinorah por eso cuento maravilloso!
¡Gracias Mari Carmen!Es verdad, es un cuento maravilloso. Rodari era genial escribiendo: sabe llegar al alma y a al corazón. Un abrazo.