“… El paisaje es, por lo menos, impactante. De tan agreste recuerda a un perro salvaje y sarnoso, o a un caballo desbocado. El ánimo parece ser mordido por alimañas invisibles. Por ahí se camina con la convicción de que trolls ocultos (y quién sabe qué otra clase de bichos malignos) espían los pasos del viajero con intenciones asesinas y carnívoras.
Este es uno de mis escenarios interiores; uno de los paisajes de mi alma. A veces, cuando es necesario, envío postales de este lugar a aquellos que se lo merecen. Me devuelven cartas asombradas, gritos indignados. Al parecer les asusta la belleza corrosiva de esa clase de naturaleza. Es por eso que no lo muestro mucho; lo guardo para ocasiones selectas…”
Lo que le contesté, después de un silencio, mientras tomábamos el té.
¿De verdad sos así?
Lo que me dijo mientras untaba mantequilla en una galletita.
Sí, también soy así.
¿Querés ver?
(Aunque me miró brevemente sé que vi un destello en sus ojos).
Lo que respondí mientras intentaba tragar y el pulso me temblaba.
Sí. Quiero ver.
Y de esta manera tan civilizada, Caperucita Roja volvió a meterse, una vez más, en la boca del lobo.
El espíritu del valle nunca muere. Es la Hembra Misteriosa. La puerta de la Hembra Misteriosa es la raíz del Cielo y la Tierra. Parece permanecer para siempre. Su eficiencia es inagotable.
Lao Tse (Tao Te Ching)
Lo femenino, esa cualidad que vive en todos, seamos mujeres u hombres, como un valor esencial, como un tesoro.
Lo femenino, que en los antiguos cuentos puede ser la princesa o la campesina sabia transformada en heroína, o la hembra sapo, que vive bajo tierra, capaz de traer la prosperidad al reino… Escondida en todos nosotros una voz sutil y cristalina nos invita a recibir el infinito. Permitirnos escuchar, y dejarnos guiar por esa suave voz, requiere calmar algo en nuestro interior, abrirnos a nosotros mismos, dejar que la vida nos atraviese y, a la vez, sentir la presencia de la muerte recordándonos la poesía de lo efímero, el valor de cada momento.
Aprender a entrar, y habitar, ese lugar silencioso y misterioso, elusivo y esquivo, vacío y lleno, pequeño y grande, receptivo y bello, es nuestro reto como seres humanos. Aprender a entrar y habitar “el sentimiento”, “el sentir”… ¡qué maravillosa revolución haríamos!
Lo femenino en una consulta:
La escucha receptiva, el fluir, ir más allá de lo aprendido, observar, observarme, sentir al otro, sentirme a mí, entrar en el sentimiento, acoger, vivir el misterio del otro y el propio, poner límites, sentir la belleza de la vida y el consejo de la muerte, vivir la kinesiología como una experiencia cada día diferente.
Este sábado 22 de agosto, a las 20h (España) y 15h (Argentina y Uruguay), estaré conversando, vía Instagram live, con Silvina Callen deFormarte.ar (un proyecto de formación docente para las primeras infancias). Hablaremos de cuentos de hadas, de su simbología, de su belleza artística, literaria, de la importancia de contarlos, y escucharlos, en la infancia, del acompañamiento emocional que se puede hacer a partir de ellos… En fin: hablaremos de la vida y aledaños…
En su libro “El héroe de las mil caras”, Joseph Campbell cuenta que el viaje del héroe comienza con la Llamada a la Aventura, que “representa el inicio de un misterio de transfiguración, un rito o un momento de transformación espiritual, que se completa con una muerte y un nacimiento. Los horizontes conocidos se han ampliado, los antiguos conceptos, ideas y sentimientos ya no nos sirven: ha llegado el momento de traspasar el umbral”.
Decidir seguir la llamada, llegar al umbral y traspasarlo. Un mundo hasta ahora conocido queda atrás. Hacia adelante, más allá de ese umbral, están el camino y el misterio. La aventura llama a nuestra puerta como en los cuentos: el rey necesita el “agua de la vida” para poder vivir y el hijo parte a buscarla; el padre trae la “alondra cantarina” que la hija le ha pedido pero, a cambio, ella deberá ir a vivir con un león, y la hija se pone en marcha. La aventura nos llama y podemos elegir quedarnos en el reino de lo conocido y, seguramente, debilitarnos o, siguiendo el llamado, traspasar el umbral y comenzar a transitar el camino, que sabemos no será fácil y, sin embargo, está lleno de fuerza y sentido. Pelearemos contra monstruos, desfalleceremos, y a pesar de todo, una fuerza encarnada por una anciana sabia, un zorro que habla, un hada, nos ayudará y nos dará el coraje para seguir adelante. ¿A dónde llegaremos? ¿A ser soberanos de nosotros mismos? ¿Al infinito? Quién sabe… Cada cual tiene su propio viaje, su propia meta, su propio encuentro con el alma.
La aventura llega cuando uno está disponible para ella.
En mi trabajo como kinesióloga emocional escucho magníficas historias personales. Historias de gente que ha seguido esa llamada y comenzado un camino de búsqueda, tal vez porque algo grande ha pasado en sus vidas (una muerte, una ruptura amorosa, una depresión); o porque ya no pueden sostener una manera de vivir; o porque habiendo llegado al lugar al que querían llegar descubren que se sienten frustrados y carentes de sentido. La búsqueda. La llamada. Aventurarse. Entrar en el bosque interior y recorrerlo. Me siento honrada al acompañar a héroes y heroínas por estos caminos. Escuchar sus historias, ver a la persona que está frente a mí contándome lo que siente, lo que le duele, lo que ama, lo que le da fuerzas para vivir. Escuchar más allá de mí y, a la vez conmigo, la voz del otro, sus gestos, su emoción, su energía. Dejar atrás mis proyecciones, abrirme al misterio del otro. Dejarme guiar por el testaje kinesiológico.
La kinesiología: esa anciana sabia, el zorro que habla, el hada…