Leer Levrero

 

libros de Levrero en la biblioteca

(Entrada del 23/5/22 en redes que no ha sido publicada previamente en la web)

 

Estaba en Montevideo en casa de mis padres, leyendo a Mario Levrero, cuando experimenté corporalmente, por primera vez en mi vida, cómo mi corazón absorbía el contenido de lo que leía. Como si una pajita de refresco, o una bombilla de mate, saliera desde él hacia el libro, y las letras, y el sentido de las mismas, entraran en mí a través ella.
Recuerdo el momento: estoy en el sofá, la ventana está abierta y la cortina se mueve con el aire. Una televisión encendida emite algo a volumen bajo. Estoy con el libro entre mis manos, leyendo, y de pronto, es mi corazón quien lee y todas las palabras son absorbidas por él, como si un viento las aspirara hacia adentro. Me quedé inmóvil un rato, escuchando con todo el cuerpo; para mí fue un momento extraño y precioso. Tengo el recuerdo del ambiente, de lo que sentí, y sin embargo no puedo recordar qué libro estaba leyendo. Sé que pensé en llamar a Gabriel, gran lector de Levrero, para preguntarle si a él, leyéndole, le había pasado algo así. Y ahí también tengo una bruma porque no sé si lo llamé, o no, y si lo hice, no sé si le pregunté, y si le pregunté, no recuerdo qué me contestó.
Me quedo pensando en la maestría de Levrero, en esa manera de escribir que te llega al corazón, te lo abre, y te regala el milagro.

Foto del «rincón Levrero» de mi biblioteca. (Faltan libros suyos. Antes tenía más pero la vida, los cambios, han hecho que algunos de ellos quedaran en otras casas, otros estantes).