9 de diciembre: Monográfico de Cuentos para el CAIEV

“Contes i narracions infantils per a l’ elaboració inconscient d’emocions angoixants”

(Esta entrada del blog está creada especialmente para los asistentes al monográfico.)

Tres pasos para el trabajo

1
Un cuento es un espejo,
una casa,
un camino,
un lugar para despertar…
Me reflejo en el cuento, me reflexiono, me habito.
Me camina el cuento, me baila y me cuenta.
Un cuento antiguo está contado por imágenes. Estas imágenes son metáforas y son símbolos. Me llevan de viaje a mi interior. El cuento, que también es un puente, une mi “afuera” con mi “adentro”. Si dejándome escuchar por el cuento me escucho con él voy sintiendo cohesión y algo en mí se integra.
Las historias se repiten y repiten y repiten. Entro al bosque una y otra y otra vez. Atravieso palabras, o me atraviesan ellas, y el cuento me experiencia.

2
Cuando preparo un trabajo de cuentos creo mis propios rituales, juegos y la creatividad me invade. Voy al bosque y allí siempre hay una casa. Cada uno de mis talleres está creado por todo esto y, en cada uno de ellos, esta vivencia de bosques, juego y rito está presente.

 

Álbum del bosque

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3
Te propongo que te dejes ir en las imágenes que expongo aquí. Y si alguna de ellas, o varias, te cuentan algo, mueven algo en ti, por favor, toma nota de ello.
La preparación de este trabajo está moviendo en mí muchos recuerdos, infancia, alegría y una cierta nostalgia. Todo el tiempo de trabajo vengo teniendo de fondo la canción “Por ejemplo”, de Fernando Cabrera, que a mí me lleva de viaje a otro tiempo -sin tiempo-, a mi país de origen, a gente querida que conozco y conocí. Por lo tanto, este trabajo también tiene esta huella musical con todo lo que ella impregna en mí.
¿Se te mueve música a ti al leer esto o a partir de esto?

Esto que te propongo, a través de este post, es una manera de comenzar a entrar, tanto de manera individual como grupal, en el trabajo de símbolos y cuentos que realizaremos este domingo 9 de diciembre de 2018.

Un abrazo, muchas gracias y hasta pronto.

 

«Por ejemplo», cantada por Fernando Cabrera- Eduardo Mateo: un viaje al mito.

 

 

«Por ejemplo», cantada por Fernando Cabrera y Carmen Pi: la presencia maravillosa de Cabrera y el talento de Carmen Pi

 

La bruja de las brujas

Érase una vez…
Otoño. Domingo cálido. Estoy sentada a una mesa al aire libre, en el campo. Escucho el graznido de un cuervo, el trinar de varios pájaros, perros lejanos ladrando…El sol camina hacia el atardecer. La naturaleza está verde, húmeda a causa de las lluvias de los últimos días. Voy dejando que me gane una presencia y comienzo a escribir habitada por ella. Es la energía de “la vieja”, “la bruja”, de la “Baba Yaga” que se acerca hasta mí con sus ojos rojos y su extraña sabiduría a cuestas.

Sueño y realidad
Hace poco más de un año me asaltó, desde un sueño, una vieja bruja terrible, flaca como hueso, pelo alborotado y una vara enorme, de madera, en la mano. Se tiró sobre mí desde el interior de un armario, la vara en alto, para golpearme con fuerza. Me despertó el impacto de la imagen y la fuerza temible y arcaica de esa mujer feroz y salvaje. Volví del sueño cargada de asombro, sabiendo que había sido tocada por un ser arquetípico y que, para mí, a partir de este toque, comenzaba un viaje. Como la mujer tenía mucho color azul supuse que era “Cailleach”, diosa celta del invierno que lleva dentro una doncella. Y como todo se mueve, y todo es cuento, sueño, y símbolo, cuando mi hija escuchó mi sueño quiso disfrazarse de Cailleach la noche de la Castanyada*. Tuve la oportunidad de ver manifestado en mi vida diurna el símbolo nocturno hecho ritual: vi a mi hija, pequeña doncella de la primavera, transformada en la temible, y, a la vez compasiva, vieja bruja del invierno. Y esta visión puso en marcha más información de mi inconsciente: la bruja siguió actuando a muchos niveles en mi vida y yo la sentía. Pasaron muchos cuentos y sueños… Y entonces comenzó a hablar la “Baba Yaga”.

 

la bruja entra en mí
la bruja entra en mí

 

Baba Yaga*
Irrumpe en escena la bruja amada y a la que he narrado en tantas ocasiones. Llegó de la mano de mi amiga Marisa Busakr. Voló atravesando los mares y traía un regalo: una bolsa de terciopelo negro, con un lirio blanco, como regalo para mi Baba Yaga. Y es en este punto preciso, en este encuentro de Baba Yaga a Baba Yaga, cuando después de casi un año de aquel sueño, y de muchas imaginaciones interiores, el cuento se pone en marcha. Marisa, con su intuición y su regalo, abrió en mí un espacio nuevo de trabajo que traía el germen de una propuesta de desarrollo escénico o artístico, acerca de esta bruja, rebruja, que tanto nos gusta a las dos.

 

Bolsa de Baba Yaga confeccionada por Marisa Busakr. En ella la bruja guarda sus cosas y sus secretos…

 

Procesos Creativos
Cuando termino sacando a escena un trabajo de cuentos es porque antes he hecho un proceso interior, es decir, he transitado caminos del bosque y he vivido determinadas experiencias guiadas por esos cuentos. Estos procesos de creación siempre traen aparejados movimientos corporales, escritura, ensoñaciones, y sueños, muchos sueños.
Esta es la primera vez que quiero compartir en público este proceso interior, este taller propio que, supongo, terminará en propuesta escénica, o tal vez no. Lo que me importa es el viaje de mi creatividad que, como me pasa siempre, está siendo mágico, maravilloso, inspirador.

 

*Castanyada: fiesta tradicional de Catalunya que se celebra el “Día de todos los Santos”
*Baba Yaga: bruja de los antiguos cuentos rusos. A veces es una, otras, tres. A veces mata, otras, otorga dones. Algún héroe la ha matado, aunque nunca muere en verdad. Siempre enseña. Su presencia asusta. La anuncia el entrechocar de árboles y las ramas que caen. Vuela en un mortero y vive en una cabaña, que gira, sostenida por patas de gallina.


 

Cotidiano Baba Yaga

La abundancia y la comida van asociadas a esta bruja. Le encanta comer, es voraz. Puede comer seres humanos. Guisar es uno de sus atributos. Cuando Basilisa la Bella visitó su casa se asombró ante la gran abundancia que allí vio. También tuvo que cocinar mucho para «la abuela Yaga»

 

 

 

la bruja entra en mí

 

Agradecimientos:  manos de Gloria Herrero y de Francesc Marieges