Mi madre contaba el cuento y yo la escuchaba con todo el cuerpo, me quedaba hechizada. De mayor he visto como se quedan los niños cuando escuchan un cuento viejo, uno de esos, de entrar al bosque y de vivir aventuras. Los he visto sintiendo la palabra, la imagen moviéndose en el interior: abren ojos como platos, las caritas adquieren una expresión asombrada, el cuerpo a veces se retrae o se abre, según sea lo que vayan viviendo con la narración. Yo, escuchando a mi madre, debía ser así, pura expresión y silencio. Porque cuando escuchamos el cuento lo estamos viviendo. Y estamos aprendiendo.
Mi madre contaba el cuento y la habitación se llenaba de bosque. El bosque era oscuro, tupido, misterioso, peligroso. Entre los árboles caminaba Caperucita Roja, o corría Blancanieves escapando de la letal madrastra. Y yo era Blancanieves, y Caperucita Roja, y era más cosas porque cuando la voz de mi madre cesaba de narrar, en mi interior, el cuento seguía vivo y contándose.
Cuando escuchamos cuentos viejos entramos en una magia, o en ese lugar intermedio donde encontramos a Dios y el milagro se manifiesta.
Domingo 18 de junio de 2023
Nuevo Círculo de Cuentos on-line
Horario: 17 a 20h
Precio: 30 euros
Reservas:
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whatsapp, telegram, quicksy (xmpp): +34 635 62 55 17
Para encontrar el milagro…
¡Salud y Cuentos de Hadas!