Esta película narra el viaje iniciático de un joven lakota. El guía de este viaje es su abuelo. El anciano, a través de cuentos, lo acerca a las enseñanzas del “Camino Rojo” y lo trae de regreso a su propio corazón. Es una iniciación a lo masculino; al entendimiento profundo de lo femenino; al encuentro con uno mismo; una apertura interior a la magia, a la sabiduría y a la aventura de transitar la Tierra como un auténtico ser humano.
Sherezade sanó a Shahriar a través de cuentos narrados en mil y una noches; el anciano lakota sana a su nieto (y a muchos otros que se cruzan en su periplo) a través de las historias que cuenta a lo largo del camino. Una vez más el viaje del héroe se despliega ante nosotros. Una vez más el cuento se cuenta a sí mismo y, contándose, nos cuenta a todos.
La película actuó sobre mí como una puerta abierta al país de las maravillas. La guardiana de la puerta fue Nuria López (transmisora del Camino rojo, Mujer Medicina, bailarina de la Danza del Sol, desde hace muchos soles). Fue ella quien me pasó los datos para ver esta hermosa película.
Aquí os la dejo: mitakuye oyasin.
“Un pueblo sin historias es como el viento sobre las praderas”.
(El guardián de los sueños)
https://www.youtube.com/watch?v=_r7KkeLqOSM