Estar perdidos en el bosque oscuro
Ser niños perdidos (abandonados) en el bosque oscuro
No tener qué comer
Sentir el anhelo de volver a casa
Sólo queda caminar, sin guía, perderte más en el bosque, llegar al lugar más sombrío, al núcleo mismo del mal, la trampa, el gran peligro, y allí encontrar la sanación y el camino de retorno
Todo un ejercicio interior, un gran reto
Una impresionante aventura
Si eres adulto y te sientes, como estos niños perdidos, sin refugio, aislado, en exilio, tal vez te toque caminar el bosque movido por una ínfima esperanza.
Si tienes fuerza suficiente puedes llegar al lugar donde vive el mal, la casa de la bruja devoradora de niños, y vivir allí sintiéndote encarcelado (como Hansel) y cumpliendo las tareas que te ordena la bruja (como Gretel).
Tal vez, realizando estas tareas, puedas reunir el valor suficiente y matar a la hechicera (como hizo Gretel).
Todavía te quedará una travesía de regreso, pero la libertad ya es un hecho.
Si te sientes así, seguramente es momento de leer este gran cuento de los hermanos Grimm, Hansel y Gretel, trabajarlo en ti, permitir que el cuento te guíe en el momento oscuro (porque siempre, aunque nos parezca que no, hay guías en el camino) y lograr la liberación que tanto anhelas…
Un cuento duro, hermoso, sanador, iniciático, como todos los grandes cuentos tradicionales.
En la casa de la bruja
A veces es necesario pasar una temporada en la casa de la bruja del bosque. No se trata de un tiempo de descanso o de vacaciones: en la casa de la bruja hay que realizar tareas. Y esas tareas son de vida o muerte.
En muchos cuentos, héroes y heroínas, llegan a estas casas. Vienen de andar largos caminos de búsqueda, cansados, asustados, perdidos, en busca de una dirección, de un cambio en sus vidas.
Las brujas los reciben y les ofrecen su ruda, y peligrosa, amabilidad.
Porque de eso se trata: hay peligro en casa de la bruja. Y hay un tiempo determinado, impuesto por ella, para realizar las tareas. Si éstas no se cumplen en ese período, la bruja avisa (todo está avisado de antemano) que devorará al héroe, a la heroína.
Es un momento difícil que requiere coraje y valentía. Si se cumple la tarea, el cambio llega rotundo. No hay vuelta atrás: cualquiera que llegue a casa de la bruja del bosque, y cumpla con las tareas impuestas, al quedar liberado ya no será el mismo.
No podemos entrar en la casa de la bruja pretendiendo seguir siendo los mismos.
Llegar a este lugar implica una extraordinaria transformación interior que cambiará la vida del héroe (nuestras vidas) para siempre.
Los pequeños
En el cuento de Hansel y Gretel, quienes viven la aventura son dos niños pequeños…
¿De qué nos habla esta circunstancia cuando leemos el cuento siendo adultos? ¿Qué simbolizan estos niños en nosotros?
Llegar como niños a una trampa mortal; vivir un dolor inmenso, un trauma, la desesperación. Quedar encarcelados, atrapados, cumpliendo tareas abrumadoras.
Temer ser devorados todo el tiempo. Y de pronto, cuando parece que ya no hay redención, cuando parece que el mal nos devorará sin remedio, surge la fuerza, la claridad que nos lleva a matar a la bruja. Esto es lo que cuenta el cuento…
La niña pequeña (Gretel) mata a la temible hechicera y libera a su hermano (Hansel).
¿Cómo se mueve el cuento en nosotros cuando lo leemos, cuando lo narramos, viviendo ese bosque, y ese encuentro terrible en lo más oscuro de él?
El cuento tiene un final feliz, esa es la promesa. Hay salvación: incluso los más pequeños e indefensos (sobre todo, ellos) pueden salvarse y volver a casa totalmente transformados. Esa casa del alma… Ese volver al origen y ser felices para siempre.
Los cuentos nos recuerdan que lo más importante es el trabajo y la salvación de nuestra alma. No sucumbir al mal, seguir adelante a pesar de todo para lograr la preciosa libertad que nos impulsa a vivir la vida de una manera distinta, llena de sentido, porque si logramos realizar ese final liberador ya no seremos los mismos. Seremos mejores. Seremos partícipes del mundo pero, tal vez ya no seamos enteramente de él.
« … Por eso las historias de héroes constituyen una necesidad vital en condiciones de vida difíciles. Retomar el contacto con el propio mito heroico permite perdurar: ello da otra vez razones para vivir y, por consiguiente, restaura el valor. »
Marie- Louise von Franz
Érase una vez…
¡Salud y cuentos de Hadas!