Cuando en mi espacio de consulta trabajamos con un cuento, entramos en esa historia con calma. Todo lo que conforma el cuento, los personajes, los paisajes, los objetos, son un espejo que nos refleja. Lo que suelo recomendar es que el cuento sea leído en voz alta. De esta forma le damos voz a la historia, le damos cuerpo, y y ella comienza a moverse en nosotros; se dinamiza, acciona.
De esta manera no solo empezamos a entender el cuento desde la mente, también comenzamos a sentirlo desde nuestra corporeidad. “Darle cuerpo al cuento” es encarnarlo de alguna manera. Podemos entrar en esa historia a través de una lectura silenciosa, sí, y está muy bien, solo que cuando comenzamos a narrarla en voz alta algo cambia de manera fundamental ya que el narrar no es un acto solitario, aunque estemos solos, siempre estamos contando para alguien o algo más.
Nuestra voz llena el espacio y el símbolo se mueve de otra manera, nos abre memorias, nos empieza a contar cosas y, si sabemos escuchar, empezamos a entablar un diálogo con todo eso que está en el cuento. Podemos hacerle preguntas y podemos crear, de muchas maneras diversas, a partir de las respuestas y de esa conversación sostenida en el tiempo cuento (que es el tiempo del inconsciente, de entrar en otro lugar de nosotros), de ponerle voz a esos personajes que nos habitan y que necesitan expresar y ser escuchados. Es en este momento que puedo ofrecer diferentes herramientas y propuestas para ir enriqueciendo este diálogo, hacer que florezca, cobre fuerza y presencia.
Entrar en este lugar interior merece tranquilidad, cuidado, escucha; requiere, por nuestra parte, una actitud curiosa, abierta, dispuesta a acoger eso que vamos viviendo a través del trabajo que vamos haciendo. Porque no deja de tratarse de una vivencia…
Es trabajo, es un ejercicio, es un juego. Sobre todo juego que nos permite llegar a esencias antiguas y nos llena de entusiasmo. Y el entusiasmo es fundamental: a través de él el juego se va desarrollando, volviéndose más y más creativo.
Puede ser muy movilizante, se pueden abrir memorias, recuerdos de sueños, fantasías, imaginaciones; surgen sensaciones, sentimientos diversos, emociones; podemos tener fogonazos de entendimiento, de aceptación; y muchas veces, a partir de todo esto, llegamos a lugares de auténtica alegría al encontrar algo muy valioso para nosotros que no sabíamos que estaba vivo en nuestro interior. Podemos encontrar algo que nos llene de redención, de fe; que nos quite un peso antiguo; que nos devuelva la inocencia; que nos de el cetro para convertirnos en soberanos de nosotros mismos.
Es un ejercicio de encuentro profundo con uno. De integración de energías que, al estar en la sombra, no dejamos emerger, y que cuando las iluminamos se vuelven “amigas” o “maestras” y nos permiten lograr mayores espacios de libertad y riqueza interior. Y todo esto, tan hondo, se va plasmando poco a poco en nuestro mundo exterior permitiéndonos llegar a realizarnos en nuestra vida.
Esta es la belleza y la promesa del trabajo de exploración del mundo interior. Ese lugar nuestro poblado por distintos personajes, paisajes, energías, que están en la oscuridad; ese mundo al que llegamos a través de lo simbólico; y cuando empezamos a desplegar el símbolo (sabiendo que tiene múltiples significados) descubrimos que tenemos que ser pacientes y respirarlo para poder sentir en nosotros cómo todo ese potencial comienza a abrirse, cómo algo en nosotros cambia y cómo ya estamos preparados para acogerlo y vivirlo con plenitud.
Es un camino, un arte, un viaje; un encuentro con el alma, con lo espiritual que nos habita; un recuerdo de sí.
Te acompaño en el viaje…
Kinesiología emocional; cuentos, mitos, leyendas; la mirada a lo onírico, a las imágenes internas.
Sesiones de acompañamiento emocional con kinesiología
Concertar visita on-line o presencial (Barcelona – Mataró)
dinorah@atravesdelcuento.es
whatsapp, telegram, quicksy(xmpp): +34 635 62 55 17