A propósito de Hadas y Brujas I
Jean Markale, hablando de «el amor cortés», esa revolución en el sentir que se dio en Europa entre los siglos XI y XIII, y que aún nos vive, a ciertos niveles, como colectivo:
Es absolutamente notable, en esa época cortés, la intrusión de la feminidad en las costumbres gracias a lo maravilloso. En todos los textos literarios de los siglos XII y XIII, en efecto, la imagen del hada es la que se impone como modelo a la dama cantada por los trovadores. Los romances artúricos son recorridos por esas «doncellas» dotadas de misteriosos poderes, y el destino del mundo puede ser manipulado por personajes como Viviana, la «Dama del Lago» y Morgana, la temible y atractiva hada de la isla de Avalon. Estas mujeres-hadas brotan directamente de los cuentos orales que, ellos mismos, transmiten elementos fundamentales tomados de la mitología céltica. «Se presentan como otros tantos ejemplos demostrativos de la idea fundamental de que la restauración, en el consciente colectivo, de la función simbólica, fuente vital de la renovación y el equilibrio físico del grupo, pasa necesariamente por la mediación de lo femenino: la imagen de la mujer-objeto se esfuma ante la de la mujer-dueña actuante, que conduce hacia una más alta conciencia, abre el acceso al Otro Mundo y lleva a la realización del Sí».
Leído en » El amor cortés «, de Jean Markale (nota 3 de la introducción).
(El entrecomillado del texto es una cita de Jean Claude Aubaily,» La Fée et le chevalier», París, Champion, 1986).
Estudiando, disfrutando, y creando, acerca de hadas y brujas en la literatura oral (imaginario y símbolo). Un tema que me fascina, me hechiza, me maravilla.
A propósito de Hadas y Brujas II
Morgan le Fay
Esta noche soñé con el Hada Morgana. Hay cierta nostalgia y soledad en la misteriosa Morgana de mi sueño. Aunque la veo en la oscuridad sé que siempre fue un hada llena de luz. Como cuenta Geoffrey de Monmouth en su «Vita Merlini», era la mayor de las nueve hermanas de la isla de Avalon, la más hermosa y sabia; dijo que curaría a Arturo, herido de muerte, si él aceptaba quedarse con ella largo tiempo y tomar sus medicamentos…
Aunque me maraville tampoco me sorprende haberla soñado ya que vengo leyendo, reflexionando y sintiendo mucho acerca de ella. Desde pequeña me llamó la atención y despertó sentimientos ambivalentes en mí. Con el correr del tiempo, leyendo más cuentos del ciclo artúrico, fui aprendiendo a respetarla y admirarla.
El sueño también me contaba acerca de brujas y hadas en la tradición, ya que en el mito de Morgan le Fay, el hada maravillosa y la bruja oscura conviven en un mismo personaje.
A través de los siglos los diferentes cuentos sobre Morgana fueron cambiando: en el principio era un ser luminoso, bello, sabio, sobrenatural, emparentada con las diosas Modron, Morrigan, Rhiannon, e hija del misterioso Avalloch; después, Iglesia mediante, se fue transformando en una hechicera oscura, llena de odio, lujuria y hasta fealdad.
El mito sobre ella comienza siendo orgánico, luminoso, pone voz a algo inconsciente que seguía vivo en la cultura ; con el tiempo se vuelve mucho más racional, pensado, político, demonizante.
Morgan le Fay, en la complejidad de su mito, es hada y es bruja. Y aunque los cuentos la fueron humanizando al cambiar su genealogía, no deja de ser una diosa, tome la forma que tome, porque detrás de las figuras femeninas de hadas y brujas siempre hay un aspecto de la diosa madre.
A través de este escrito intento honrar a mi sueño y a ella. Que el sueño nocturno me haya llevado a Morgana me parece algo tan mágico y maravilloso como ella misma pues la sustancia onírica forma parte del mito y de su magia.
¡Salud y Cuentos de Hadas!